Nuevos estudios demuestran la implicación de los problemas de encías en el desarrollo y evolución de la cirrosis hepática
Nuevos estudios apuntan la relación que existe entre los focos infecciosos de origen dental y otras enfermedades que no están localizadas en la boca. En otros artículos de este blog ya te hemos comentado cómo las bacterias que forman las caries y la inflamación de las encías (gingivitis y/o periodontitis) generan focos infecciosos en la boca que, aparte de los procesos inflamatorios agudos que provocan gran dolor, pueden diseminarse generando accidentes cerebrovasculares, problemas cardíacos, ceguera, etc.
Relación entre bacterias bucales y cirrosis hepática
En esta ocasión se ha demostrado la relación que existe entre la inflamación de origen bacteriano de las encías y la cirrosis hepática.
Investigadores del Hospital Universitario de Aarhus (Dinamarca) han demostrado que la periodontitis aumenta el riesgo de mortalidad en los pacientes que han desarrollado una cirrosis hepática.
Según la directora del estudio, la Dra. Lea Ladegaard Grønkjaer, la periodontitis avanzada está asociada a una mayor mortalidad en la cirrosis. La periodontitis actúa como una fuente de translocación bacteriana oral, causando inflamación y aumentando las complicaciones de la cirrosis.
Qué es la cirrosis hepática
La cirrosis hepática consiste en una aumento desmesurado de fibras colágenas dentro del hígado, que forman un entramado entre las células del hígado o hepatocitos y los finos vasos sanguíneos que lo atraviesan. De esta manera se interrumpe el intercambio de sustancias entre los hepatocitos y la sangre. Mediante este intercambio es cómo el hígado realiza su función depurativa.
Cuando esta función se interrumpe es cuando el individuo empieza a notar la sintomatología y los problemas que caracterizan a esta enfermedad:
- Ascitis: Acumulación de líquido trasudado en la cavidad abominal, que puede infectarse generando una peritonitis.
- Alteraciones neurológicas como consecuencia de la no depuración de sustancias como el amoníaco.
- Hemorragias digestivas.
- Ictericia: Este es el signo más conocido por la población general. Se produce una coloración amarillenta de la piel y las mucosas como consecuencia de la acumulación de bilirrubina.
Las causas más habituales de la cirrosis hepática es el excesivo consumo de alcohol y el virus de la hepatitis. Es más raro, pero también se pueden desarrollar por enfermedades congénitas como la hemocromatosis o la enfermedad de Wilson.
Partes del proceso
La gingivitis es el primer estadio de la infamación de origen bacteriano de las encías. Las bacterias se van acumulando en las encías y van formando el sarro. El sarro es como una matriz mineralizada donde se alojan las bacterias, cuanto más sarro y más bacterias se acumulan más dificil es su eliminación mediante el cepillo dental.
Cuando se ha formado el sarro se produce la respuesta inflamatotria del individuo, se produce un aumento del flujo sanguíneo y la aparición de células como los linfocitos y los macrófagos que ha generado el sistema inmune del individuo. Este aumento del flujo sanguíneo es lo que produce que las encías adquieran un color rojo más intenso y que se engrosen, finalmente sangran.
La periodontitis es el segundo y final estadio de la inflamación de origen bacteriano de las encías. En este caso el acúmulo de sarro es mucho mayor, adquiere un color más oscuro que puede variar, marrón, verde y negro. Según que casos es más notorio visualmente, pudiendo resultar desagrable para aquellos que están alrededor del indivuduo.
El flujo sanguíneo es mayor con lo que el enrojecimiento, engrosamiento y sangrado de las encías es mayor. También puede generar problemas de mal aliento que pueden llegar a notar también los que estén alrededor del individuo. Lo más grave es que la respuesta inflamatoria es tan intensa que es capaz de destruir el hueso que sirve de sostén a los dientes llegando a provocar dolor y la pérdida de los mismos.
¿Por qué la inflamación de las encía agrava la cirrosis hepática? La respuesta podría estar en que las bacterias que se encuentran en el sarro pueden diseminarse por todo el organismo y generar problemas en el endotelio de los capilares sanguíneos.
Si sumamos el efecto del aumento de las fibras colágenas alrededor de los hepatocitos al problema del endotelio tenemos un serio problema de transfusion de sustancias con lo que el hígado no realiza su función depuradora.
Los datos son bastante estremecedores. Según la EASL, la cirrosis es la causa de hasta un 1-2% de las muertes que se producen cada año en Europa. Igualmente es la primera causa de transplante hepático. Muchos estudios llegan a la conclusión que la mayoría de los pacientes con cirrosis hepática presentan problemas serios de caries y encías, con abundantes focos infecciosos y pérdida de dientes.
Otra complicación que observan estos estudios es que los pacientes con problemas de encías más graves tiene un pronóstico mucho peor a la hora de someterse a un transplante de hígado.
En el estudio de la Dra. Lea Ladegaard Grønkjaer el 44% de los paciente sufría una periodontitis severa en el momento de iniciarse la investigación y el 50% de ellos falleció durante el primer año. También se observó que aquellos pacientes con una periodontitis severa tenían una mayor tasa de mortalidad con independencia de otros factores de riesgo asociados a la cirrosis como edad, el sexo, el consumo de alcohol, tabaco, la dieta, el estadio y la presencia de otras enfermedades.
Una vez más se demuestra la importancia de la importancia de la salud oral dentro del conjunto de la salud del indivuduo y desde el equipo de CASHER DENTAL queremos volver a hacerte hincapié en lo importante de cepillarse los dientes diariamente. De nada sirve realizarse tratamientos costosos en la clínica dental si luego en casa no seguimos una higiene dental correcta.
¡Una boca limpia y cuidada es salud y bienestar!
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